El Aula del Futuro: un «desorden» ordenado
Federico Giner
Pocos pueden hacer gala de dedicarse, desde hace más de un siglo, a la fabricación de mobiliario para centros educativos, desde guarderías hasta universidades pasando por bibliotecas, comedores o salas de profesores. En todos ellos, los distintos tipos de asientos, mesas o estanterías se han convertido en elemento fundamental para el trabajo, para el aprendizaje. También para la motivación, para el esfuerzo, para la cooperación. Porque el mobiliario que da vida a los centros educativos busca, precisamente, contribuir al proceso de formación, de crecimiento, de evolución de los niños, niñas y jóvenes.
La historia de la compañía Federico Giner, creada en 1910, es, de alguna manera, la del sistema educativo español. La evolución de las metodologías aplicadas en el aula se percibe con facilidad en sus sillas, sus mesas. En la capacidad de crear espacios donde, más allá de las sesiones en las que solo el docente habla, el alumnado tiene la oportunidad de experimentar, de debatir, de presentar. Y todo ello se logra apostando por la flexibilidad y la funcionalidad, uno de sus sellos de identidad.
Mucho más que un mueble
El mobiliario es ahora mucho más que eso. El mueble tradicional, el inmutable que permanece siempre en el mismo lugar, el que empezó fabricando Federico Giner, se ha convertido en un elemento multifuncional. Ahora tienen distintas misiones encomendadas, siempre con la vista puesta en un objetivo. Más bien, en «el objetivo»: dar respuesta a las necesidades formativas de los alumnos. Y es ahí donde encontramos el elemento que marca la diferencia en la evolución del sistema educativo: el papel que está llamado a desempeñar el alumno.
La motivación, el trabajo cooperativo, el apoyo del grupo, son elementos fundamentales en el aula y el reto hace unos años era encontrar el modo de propiciarlos. Como en algunos otros ámbitos, aunque en el educativo ha sido especialmente importante, la visita a Finlandia se convirtió en requisito imprescindible para dar la forma adecuada a los espacios. Para descubrir cómo tenía que ser el mobiliario que marcase la diferencia y lograra brindar la mejor formación a los profesionales del futuro.
El resultado
Según explica el actual responsable de la empresa, Federico Giner, tiene nombre, Actiflex, y una gran versatilidad fruto de la investigación tecnológica llevada a cabo. Se trata de una línea caracterizada por la funcionalidad, de modo que permite cambiar la configuración de las aulas de manera rápida, silenciosa y eficiente en unos segundos para crear los espacios que el alumnado necesita en cada caso.
Hablamos de muebles modulares: las patas son las mismas para todos los modelos de mesa, de modo que, en caso necesario, solo hay que cambiar los tableros. Se caracterizan, además, por combinar formas curva y recta, lo que permite su adaptación a diferentes espacios y actividades, desde la lectura individual o grupal hasta la creación de espacios de reunión o zona de estar.
Es, sin duda, esta versatilidad la que los convierte en la solución perfecta para crear espacios vivos y heterogéneos capaces de potenciar el desarrollo de las capacidades y aptitudes del alumnado.
El cambio, en manos de los centros
La llegada de la pandemia fue, sin duda, uno de los aceleradores del cambio. La educación presencial dio el salto a Internet y las clases empezaron a impartirse a través de plataformas. El uso de las tecnologías en el ámbito educativo cobró especial importancia tanto para los centros como para las familias, lo que supuso un impulso a ese cambio de modelo que se había ido gestando en los últimos años.
No obstante, según Federico Giner, ese proceso de adaptación está estrechamente relacionado con la visión de cambio de cada centro y, por supuesto, con los recursos, aunque en todo este cambio de paradigma han sido esenciales los fondos Next Generation. Es por ello que, en algunos casos y según reconoce, esta evolución hacia las nuevas metodologías se aborda de manera más natural y rápida y, en otros, quizá en menor magnitud y con herramientas menos innovadoras.
¿Y dentro de 10 años?
Un desorden ordenado. O más bien, un aparente desorden que en realidad es el orden necesario para alcanzar nuestro objetivo. Ese será el aspecto que, según Federico Giner, tendrán las aulas dentro de una década.
Así que los espacios estáticos que albergan a personas y objetos se habrán consolidado como lugares para la implicación de los estudiantes, para el desarrollo y despliegue de sus capacidades, para el fortalecimiento de las aptitudes individuales en el seno del grupo. Porque, para Giner, el hecho de acabar esta etapa educativa sin saber qué se quiere hacer trasluce una falta de identificación de las competencias y aptitudes más brillantes de cada alumno. Y ese es uno de los grandes propósitos de esta evolución, a la que se dio forma y nombre a través del proyecto del Aula del futuro.
Una evolución imparable
Es evidente que este proceso no tiene marcha atrás. Los avances logrados en los últimos años, aunque desiguales en los distintos centros, tienen el mismo destino. Las pruebas así lo demuestran: cada vez son más las citas feriales, formaciones y encuentros en los que los profesionales abordan la manera de enfrentar este proceso. Y, por supuesto, de realizarlo con éxito. Porque la educación es esencial y no hay margen para el error.
La adaptación no es fácil y, además, implica a la totalidad de la sociedad: centros y comunidad educativa, familias, instituciones y empresas dedicadas a dar respuesta a cada una de las necesidades que surgen. Porque, explica Federico Giner, su compañía también ha evolucionado hasta convertirse en referente en el desarrollo de nuevos productos. Para ello, se mantiene siempre abierta a las nuevas demandas y necesidades con el fin de dar la respuesta que el sistema educativo necesita.
Con las «manos libres» y una mentalidad «totalmente abierta», han hecho frente a su compromiso con la educación y sus nuevos retos para, a continuación, poder poner su experiencia y conocimiento al servicio de quienes tienen de verdad la última palabra: los centros educativos.