El deporte, motor social en favor de la inclusión
La práctica deportiva ha alcanzado en los últimos años una nueva dimensión como elemento inclusivo y de cohesión social
El deporte es una parte esencial en nuestras vidas.
Y no nos referimos a él como mera actividad, porque es innegable que la visión y el concepto que comúnmente compartimos sobre él ha dado pasos de gigante en los últimos años. De hecho, concebido inicialmente como práctica saludable y divertida, esa popular receta médica contra el sedentarismo e incluso contra algunas enfermedades, el deporte puede considerarse un verdadero motor social.
No hablamos de la práctica deportiva de alto nivel, que dependiendo de la modalidad de la que hablemos es capaz de mover masas. Nos referimos a pequeños equipos y proyectos que, en los últimos años, han apostado por el deporte como elemento para favorecer el ocio entre los colectivos sociales más vulnerables. Y esa visión, que para quienes amamos el deporte es fundamental, un lujo, se ha convertido en realidad gracias a todas aquellas personas que creen en la capacidad del deporte para unir, para borrar diferencias. Para hacer fácil lo difícil.
Que el deporte es vida ya lo sabíamos: es salud física y mental, es alegría, es esfuerzo y superación. Pero, además, para muchos niños y jóvenes el deporte es una oportunidad de conocer, de compartir. De formar parte de un grupo, de dar poco a poco pasos hacia su inclusión. De pertenecer, de formar parte de ese lugar común en el que estamos o queremos estar. Porque la necesidad de sentirse parte de algo, de saber que existe una red a nuestro alrededor, es un elemento fundamental para quienes viven realidades de aislamiento, de marginación, de vulnerabilidad. Y qué mejor instrumento que el deporte para unir, acompañar y compartir. Para trabajar, con esfuerzo, por un logro conjunto. De todos.
La Fundación Eusebio Sacristán
Uno de los proyectos más importantes que se llevan a cabo en este ámbito en Castilla y León es el de la Fundación Eusebio Sacristán. Bajo el nombre «Escuela de deporte inclusivo de Castilla y León», esta iniciativa busca facilitar la inclusión social de niños y niñas en riesgo de exclusión o en situación de vulnerabilidad.
Con sede este curso en Soria, León, Medina del Campo, La Cistérniga, Palencia, Valladolid, Miranda de Ebro, Burgos, Zamora, Villalón de Campos, Mayorga, Salamanca, Segovia, Santovenia de Pisuerga y Ávila, la Escuela cuenta con hasta 60 participantes en cada uno de estos emplazamientos. En todos ellos, niños y niñas menores de edad comparten tiempo, ilusión, esfuerzo y compañerismo alrededor de un balón que, en el caso de mucho de ellos, se ha convertido en un pasaporte hacia la plena inclusión.
En distinta cancha, en este caso de baloncesto, pero con el mismo fin, la Federación de Baloncesto de Castilla y León y Fundación Intras colaboran desde hace unos años en el desarrollo de acciones para favorecer la inclusión de personas con discapacidad. En este escenario se enmarca la iniciativa Anotadores que, en una primera fase, facilita la formación como anotadores de competición de personas con discapacidad. A continuación, superada la primera etapa, pasan a trabajar como anotadores oficiales en partidos de los juegos escolares que organiza el Ayuntamiento de Burgos. Toda una apuesta que, de nuevo, tiene el deporte como eje, como esencia.
Necesitamos más deporte
Promovidas por instituciones, clubes u organismos, en la actualidad tienen mucho que decir las acciones que, con el deporte como elemento sobre el que pivotar, propician el compromiso social. De hecho, hay tantas posibilidades de fortalecer la vertiente social del deporte como personas con ganas de construir, cooperar y trabajar por una vida mejor para todos.
En el fondo, para quienes conocemos, creemos y amamos el deporte, su receta es infalible, ganadora: el esfuerzo, el trabajo en equipo, los logros conjuntos, el aprendizaje de las derrotas o la superación son valores fundamentales para el crecimiento. Son los valores llamados a seguir moviendo el mundo.