¡La Navidad empieza a tomar las ciudades!
El encendido de las luces de Navidad marca el inicio de las celebraciones, que encuentran en cada rincón de nuestras urbes espacios para disfrutar y compartir
Aún quedan algunas semanas para el comienzo oficial de la Navidad, pero podemos decir que ya nos hemos sumergido en ella. Porque antes esperábamos al famoso “puente” de la Constitución y la Inmaculada para presenciar, a través de la pantalla de la televisión, el tradicional encendido de luces en las grandes capitales. Pero este año muchas localidades españolas nos han adelantado el disfrute y se ha dado cumplimiento a esta tradición en la última semana de noviembre.
Habitualmente el “pionero” en dar la bienvenida a la Navidad era el abeto gigante del Rockefeller Center de Nueva York, al que alguien, con acierto, decidió unir a una pista de patinaje sobre hielo que todos hemos recorrido desde nuestro sofá gracias a la magia del cine. Qué decisión más acertada la de vincular dos estampas invernales tan navideñas y emotivas.
El atractivo turístico de la Navidad
Tras el neoyorkino iban todos los demás árboles y decoraciones, incluso las de nuestras ciudades. Y, con los años, las ornamentaciones han ido creciendo hasta brindar fama internacional a muchas ciudades, que se han convertido en un magnético atractivo turístico.
Pero más allá de la iluminación y los mercadillos navideños que, en un abrir y cerrar de ojos, nos permiten viajar a Praga, Estrasburgo u otras grandes ciudades europeas en las que la Navidad luce una estampa perfecta, nuestras ciudades tienen otro sabor en este tiempo. Más que las ciudades, los espacios que las conforman y dan vida.
Espacios de magia e ilusión
Ahora, en esta época, las plazas y avenidas se convierten en lugares para el encuentro, para la emoción. Para compartir. Incluso para ilusionarse como un niño. Es una realidad: muchos de los espacios de nuestras ciudades adquieren otro tono. Será por las luces, por el ambiente, por el color o por las sensaciones reinantes. Pero las calles angostas se llenan de encanto durante el mes de diciembre y hasta la llegada de los Reyes. Y esas plazas que quizá no frecuentamos acogen adornos que las convierten en rincones entrañables por lo que transitar, en los que detenerse a disfrutar, a saborear el momento.
Es más: las ciudades se convierten en Navidad en una especie de decorado de cine en el que todas las historias son posibles, todas las tramas tienen cabida. Y qué decir de los cuentos de nuestra infancia: cualquiera de ellos podría estar ambientado en los rincones de cualquier urbe, grande o pequeña, en época navideña. Da igual si, con los años, se fue perdiendo el espíritu de las fiestas o si se es un defensor acérrimo de estas fechas. Es innegable que hay sensaciones que, aún efímeras, solo florecen en Navidad.
Las ciudades, lugar de encuentro
Ya hemos dicho que, con permiso de las casas, que son el núcleo esencial en el que la Navidad cobra vida, las ciudades son el escenario perfecto para estas fiestas. Y lo son porque son espacio para la convivencia, para el encuentro con las personas a las que queremos. También para el descubrimiento, para la ensoñación. Y especialmente para la vivencia, para el disfrute de experiencias: la colocación de la famosa pista de hielo junto al afamado árbol de Nueva York es un claro ejemplo.
Así que, llegadas estas fechas y a la espera de que ese famoso “puente” del calendario español dé el pistoletazo de salida a la colocación de árboles y belenes en millones de casas de nuestro país, os invitamos a disfrutar de vuestras ciudades y pueblos. A caminar por ellas, a abrir bien los ojos para no perder detalle del encanto especial que ahora las envuelve. A transitar los lugares que apenas frecuentáis por si el azar quiere que empecéis a verlos con otros ojos. A dejaros llevar por la sonrisa, por la ilusión.
Nosotros, como parte implicada en el diseño y construcción de ciudades, somos sabedores de sus necesidades. Y entre todas ellas, tenemos clara la importancia de crear espacios para el encuentro y la convivencia. Ambos elementos, esenciales en nuestra vida, en nuestro desarrollo social y comunitario, son imprescindibles.
Así que en SOINVA tenemos claro nuestro deseo: por supuesto, salud para todos. Y oportunidades para que la ciudadanía, la que comparte espacios y vida en nuestras urbes, pueda cumplir sus sueños, alcanzar sus metas.
Pero tenemos uno más: poder seguir construyendo ciudad. Poder aportar trabajo, conocimiento e ilusión para que todas las ciudades sean espacio de encuentro y convivencia. Para que, apagadas las luces, silenciados los villancicos y retirados los adornos, sigamos viviendo y sintiendo la ciudad. Más allá de la ilusión y el encanto de estas fechas. Queremos contribuir a que la sociedad viva, disfrute y experimente las ciudades cada día del año.
¡Estamos deseando poder cumplirlo!